Vuelvo a cerrarles.
No quiero asumir lo que mis ojos ven, no quiero asumir que eso es el infierno porque no entiendo...¿Qué pinto yo en un infierno? No es que haya sido una santurrona, mis errores he tenido, lo reconozco, pero tampoco he sido una persona malvada, siempre me he portado bien con todo el mundo y no les he hecho el mal intencionadamente.
Cada vez tengo más...¿miedo? No sé si los muertos podemos sentir eso, pero bueno, si estuviera viva seguro que sentiría miedo, aunque la verdad es que si estuviera viva no estaría en el infierno, ¿no? La cosa es que ahora estoy en el infierno y necesito saber qué hacer, pero no veo a nadie, sólo veo el fuego que me rodea y, finalmente, me decido a cruzarlo, total, como estoy muerta no creo que pueda sentirlo aunque por si acaso cierro los ojos y acerco un dedo...No pasa nada y meto la menos entera y, para cuando me quiero dar cuenta, ya he pasado y ante mi hay algo nuevo, distinto .
No sé si sigue oliendo a muerte y azufre porque ya no lo noto. A lo que me cuesta acostumbrarme es a la visión de algunos de los seres que por ahí pululan, algunos llevan la cabeza de las manos, otros tienen gusanos en las orejas o a otros les falta medio cuerpo...Pero acabaré acostumbrándome a ello (espero).
Alzo la vista, inspiro sabiendo que no puedo respirar (¿Cómo he podido entonces oler a muerto y a azufre? Quizás los imaginé) y me interno en el caluroso infierno.
MK!
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