En soledad llora esperando un fin que sabe que va a tardar mucho en llegar. Llora por todo lo que ha perdido. Su único consuelo, su única diversión, es contarse historias. En su mente ha visto muchas cosas que nunca nadie verá. Su mundo es tan real como la cueva, pero ilimitado, es tan grande como él quiere. En su mundo viven seres maravilloso como él mismo, tan fantásticos y tan reales....
El dragón, aunque a veces contento, no podía evitar llorar al sentirse solo...
El pobre dragón necesitaba alguien con quien reír, con quien soñar; necesitaba a alguien con quien ser feliz, alguien real.
Pero un día el dragón murió, estaba tranquilo, cerró los ojos y no les volvió a abrir. Sus huesos ahora descansan en la cueva, pero su alma vuela libre, sintiendo el aire fresco y el viento, viviendo todo lo que un día imaginó.
MK!
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