La semana pasada os hablé de los orígenes de mi afición a la
escritura, y como os prometí, aquí lo continúo.
Hoy os quiero hablar de cómo y dónde escribo.
Cuando comencé a escribir lo hacía a mano. Tengo una carpeta
llena de papeles que lo demuestra, lo que pasa es que con el paso del tiempo
comencé a usar el ordenador, y ahora no puedo vivir sin él.
Es cierto que todavía uso el papel en algunas ocasiones,
pero no suelen ser más que unas líneas o ideas sueltas, pero más que nada
porque a mano escribo demasiado lento y se me suelen olvidar las cosas.
Si os soy sincera, he de decir que el ordenador comencé a
usarlo sobre todo cuando comencé la Universidad, porque me lo llevaba siempre
conmigo, y en clase era mucho más fácil abrir un documento de Word que sacar un folio en blanco, porque sí,
después de mi casa, el segundo sitio más productivo para mí es la Facultad,
sobre todo en esas clases aburridas en las que solo piensas en lo mucho que
queda para que sean las dos.
Muchas veces he pensado regresar al papel, pero nunca lo
hago, y no será por falta de hojas (tengo miles de libretas que esperan ser
rellenadas con algo).
Y hasta aquí la segunda entrada en el blog sobre mí, espero
que os haya gustado y la semana que viene más.
Feliz semana,
MK!
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