No ha sido hasta verano que no empecé a hacerlo, y uno de los motivos por los que lo hago es porque me resulta mucho más sencillo, ya que los personajes, algo que me resulta muy complejo de crear, ya están hechos, ya tienen sus personalidades y yo solo tengo que tomarlas prestadas del autor.
El fic que os voy a dejar hoy es un Jerza (esto es una pareja, Jeral y Erza :3), personajes pertenecientes a la serie de Fairy Tail, de Hiro Mashima. El fic está ambientado tras los Grandes Juegos Mágicos, espero que lo disfrutéis y que si no habéis visto la serie lo hagáis!!
EL OLOR DEL MAR
Erza salió de casa de Lucy tras casi seis horas
arreglándose. La rubia había insistido en ayudarla en cuanto se enteró de que
tenía una cita con Jerall.
Después de ir a comer juntas a uno de los restaurantes
más lujosos de toda la ciudad, fueron a los baños termales. Una vez dentro de
las piscinas, comenzaron a hablar de lo que podía suceder durante la noche,
aunque Erza no se atrevía a augurar nada, por si acaso lo gafaba.
Al salir de los baños, decidieron ir de compras. Aunque
Lucy no necesitaba ampliar su vestuario, decidió que si Erza tenía vestidos
nuevos para sus citas con Jerall, ella necesitaba vestidos para cuando quedaba
con alguno de sus amigos…
Pasaron horas y horas entre telas para encontrar el
vestido perfecto, y al final, cuando creían que ya no iban a dar con él, lo
vieron. Estaba en el escaparate de una pequeña tienda que había cerca de la
casa de Lucy. Era largo y negro de una tela muy suave y que se deslizó por el
cuerpo de Erza como si de un guante se tratara.
-¡Erza! ¡Estás preciosa!-Gritó Lucy cuando la vio salir
del probador.
-¿Tú crees? No sé, ¿no me hace gorda?
-No digas tonterías, ¡si tú no estás gorda!
Al final, tras discutir un rato, Erza decidió llevarse el
vestido, aunque lo acompañó de unos zapatos y un bolso, Lucy le dijo que le
dejaba el resto de complementos.
Ya en casa de Lucy, Cáncer arregló su melena y la rizó
por completo, haciendo desaparecer el flequillo. Mientras el espíritu estaba
llevando a cabo su trabajo, Lucy no le dejaba mirarse en el espejo, temiendo
que no le gustase y tirase todo el esfuerzo del explotado Cáncer.
Al final, cuando Erza se miró al espejo, hasta ella se
quedó sin palabras. Se veía muy guapa, y esperó, con todas sus fuerzas, que
Jerall fuese de su opinión.
-¡Mucha suerte!-Le gritó Lucy a Erza cuando esta ya se
iba.
Erza saludó con la mano, aunque sin darse la vuelta. La
iba a necesitar.
Llegó a la puerta del teatro poco antes de que la obra
comenzase. Estaba atestado de gente y temió no encontrarle, pero pocos minutos
después vio su pelo azul entre la multitud. Se acercó a él temblando, como si
fuera a enfrentarse al más temible enemigo, pero se tranquilizó cuando él, al
verla sonrió.
-¡Guau!-Fue lo primero que dijo al verla.-Estás
preciosa.-Añadió al ver que Erza había empezado a ponerse roja.
-Gra…gracias.-Murmuró ella.-Tú también estás precioso,
digo guapo.-Y la peliescarlata no mentía. Jerall llevaba un traje negro, una
camisa del mismo color y una corbata del color de su pelo, que, como siempre,
estaba despeinado.
Jerall tendió su brazo a Erza, que se agarró a él con
delicadeza, y, agarrados, se dirigieron al interior del teatro. En cuanto se
sentaron, apagaron las luces y dio comienzo la función. La obra que estaban
viendo pertenecía a un poeta que había muerto recientemente, pero que escribía
como los ángeles.
Tras casi dos horas de función en las que estuvieron
sentados sin apenas rozarse, por fin salieron de nuevo al exterior. Había llovido
y en el ambiente flotaba ese olor a humedad tan agradable.
-¿Te apetece ir a cenar?-Preguntó Jerall con las manos en
los bolsillos.
-La verdad es que sí…tengo mucha hambre.
Jerall condujo a Erza por las estrechas calles que
estaban tras el teatro, hasta llegar a una pequeña pero pintoresca plaza que no
parecía real, sino una de esas plazas de postal. Allí, entre dos portales
oscuros, había un pequeño restaurante aspecto francés.
Cenaron de maravilla pues el cocinero era magnífico.
Durante la cena solo hablaron de la obra que habían visto. Estaban muy
nerviosos los dos. Tras pagar una cuenta ridícula por todo lo que habían
comido, salieron de nuevo al exterior.
-¿Y qué hacemos ahora?-Pregunto Erza temerosa de que él
respondiese que irse a casa.
-¿Quieres venir a tomar algo a mi casa?-Jerall decidió no
andarse con rodeos. Erza abrió los ojos y la boca sin saber muy bien qué
contestar.-Si no quieres venir…Lo comprendo.
-¡No! No es eso, si estoy deseando ir pero…¿A Meredy no
le molestará que vaya?
-No te preocupes por ella…ha ido a hacer un trabajo, esta
noche estaremos solos…
Al final Erza decidió que lo mejor era ir. No sabía cuándo
el peliazul aceptaría tener de nuevo una cita con ella. Caminaron en silencio
por calles silenciosas hasta llegar a la casa en la Jerall y Meredy habían
establecido su cuartel general tras la desaparición de Ultear.
El chico abrió la puerta con un rápido gesto y dio la
luz. No era muy grande, pero estaba limpia y bien decorada. Cómo se notaba la
presencia de una mujer en ella. Jerall guio a Erza hasta el salón y esta se
sentó en un cómodo sofá de cuero mientras él iba a la cocina a por unos vasos.
Volvió poco después con dos vasos llenos de vodka en una
mano y la botella en la otra. Sabía la afición de esa bebida por su amiga. Comenzaron
a beber en silencio, pero poco a poco la conversación fue fluyendo.
Sorprendentemente Erza no había vaciado su copa todavía.
De pronto, la Titania se levantó y se acercó a la ventana
más cercana, que daba a un patio trasero bastante bien cuidado.
-¿Cómo encontrasteis esta casa? Es preciosa.
-Fue Meredi quien la encontró. Tiene un don para
encontrar cosas bonitas y baratas.-Jerall se encogió de hombros y se acercó a
Erza, tomándola de la mano.-Pero si esto te parece bonito, ven a ver…
Jerall llevó a Erza a su habitación. No era muy grande
pero, como el resto de la casa, el espacio estaba muy bien aprovechado. El chico
abrió la ventana, que daba a un pequeño balcón con vistas al mar.
Erza se quedó sin respiración. Hasta ella llegaba el olor
salado del mar y el ruido de las olas rompiendo en la playa. Cerró los ojos con
fuerza y casi pudo sentir las frías olas mojando su cuerpo, pero en vez de eso,
sintió el calor de Jerall cerca de ella.
La Titatnia abrió los ojos y descubrió que Jerall le
estaba rodeando con fuerza, Ella se dejó abrazar mientras ambos miraban el mar,
hasta que no lo pudo soportar más y se giró, mirando a Jerall directamente a
los ojos. Él sonreía.
-Jeral…-susurró, pero él puso un dedo en los labios y no
dijo más, se quedó quieta mientras le miraba, deseando que ese momento no
acabase nunca. Los minutos pasaban lentamente y ellos no decían nada, solo se
miraban perdidos en la inmensidad de sus miradas.
De pronto, y sin que ninguno de los dos fuese consciente
de lo que estaba sucediendo, sus labios se juntaron. Erza sintió un escalofrío
recorriendo todo su cuerpo cuando notó los cálidos labios de Jerall posándose
sobre los suyos. Él la abrazó con fuerza y, sin darse cuenta, ambos estaban en
el interio de la habitación deshaciéndose de las ropas que no permitían que sus
cuerpos se juntasen.
Cuando Jerall se deshizo del vestido de Erza, que se
quedó solo con una finísima ropa interior, se quedó contemplando su cuerpo
extasiado. Erza estaba roja y trataba de cubrirse con los brazos, pero Jerall
le sujetó con fuerza por las muñecas, obligándola a estarse quieta. Con ágiles
movimientos el mago se deshizo de la poca ropa que le quedaba y la tumbó
suavemente sobre la cama.
Pasaron largo rato explorando sus cuerpos, investigando
los rincones que hacía tiempo ambos deseaban conocer, hasta que, por fin, se
unieron en un solo ser.
El orgasmo les llegó a los dos en el mismo momento,
haciéndoles llegar al culmen de la felicidad. Cuando Jerall se tumbó al lado de
Erza en la cama tenia la espalda llena de arañazos y de mordiscos de la
peliescarlata, pero no le importó. Podía marcar ese día en el calendario como
uno de los más felices de su vida.
-¿Te apetece que nos demos una ducha?-Preguntó. Erza
asintió, sentía el cuerpo pegajoso de sudor y del hermoso recogido que Cáncer
le había hecho apenas quedaban unos pocos rizos enredados.
Al final, en vez de una ducha se dieron un largo baño
juntos. Al salir, sentían sus fuerzas renovadas. Erza volvió a ponerse su ropa
interior y abrió uno de los cajones para buscar una de las camisetas de Jerall.
Ambos se deslizaron entre las sábanas y Jerall abrazó a
Erza con fuerza contra su pecho. No querían pasar ni un minuto separados.
El amanecer les descubrió despiertos, abrazados, en
silencio, sintiendo sus corazones latir mientras el mar ponía la música de
fondo.
Decir que el dibujo es un fanart que encontré por google y que me pareció muy mono. Obviamente Erza y Jeral no son niños cuando transcurre esta historia.
MK!!!!
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