Tal vez recibas un sueldo de veinte mil francos, pero será preciso que obliguen a enmudecer al pobre prisionero y le mates de hambre, mientras tú te hartas de majares finos y delicados. Darás festines con dinero robado al pobre, cuya mísera pitanza cercenarás, y con tus alegrías los harás doblemente desgraciados...
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