On Parole
jueves, 20 de diciembre de 2012
Sigues estando
domingo, 9 de diciembre de 2012
Tabaco.
martes, 20 de noviembre de 2012
Los secretos del desierto.
martes, 6 de noviembre de 2012
Pena de muerte
martes, 23 de octubre de 2012
La ciudad secreta :)
martes, 16 de octubre de 2012
La serpiente
domingo, 7 de octubre de 2012
Y sabes
lunes, 24 de septiembre de 2012
Monsieur Periné.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Era el hombre que no espera.
Era el hombre que no espera, el hombre de cera.
Era el hombre silencioso, el hombre sin sombra.
Era el hombre mortal, con una mirada bastaba.
Era el hombre que no espera, el hombre de tela.
Era el hombre que no calla, el hombre de juerga.
Era el hombre vividor, el hombre que nunca para.
Era todos estos hombres a la vez.
Era el hombre que no espera, el hombre de cera,
Era el hombre que en silencio, en sombras, te mata.
Era también el hombre de tela, que no calla.
Era el hombre que siempre está de juerga, nunca para.
Era tantas cosas a la vez que ni él mismo sabe quién es.
MK!
jueves, 30 de agosto de 2012
La última cena.
Sobre la mesa, ahora cubierta de polvo, todavía se mantenían los viejos útiles escolares, deberes inacabados, pinturas mordidas y ya sin color…Todos los recuerdos acudieron de golpe sin poder reprimir una lágrima. Se sentó en la que una vez fue su silla, seguía siendo igual de incómoda, pero la había extrañado. Era su vieja habitación. Cerró los ojos y recordó todo lo ocurrido.
Recordó la noche de tormenta en la que acabó todo. Su madre había hecho pizza de cena y la habían tomado en el salón, sentados en los sofás de cuero alrededor de la chimenea. Habían cenado pizza en el salón porque su padre no estaba; a él no le gustaba la pizza, y no le gustaba cenar en el salón. Era un hombre muy estricto.
A causa de la tormenta, sus hermanos pequeños tenían miedo, pero por fin lograron hacerles dormir. Entonces alguien, en silencio, abrió la puerta usando la llave, por lo que la alarma no sonó, pero ella lo había oído y, por un instinto primario, supo que algo malo iba a pasar y, por ese motivo, llamó a la policía. No podía ser su padre, estaba en la otra punta del mundo, y nadie más tenía la llave, aparte, claro está de su madre y ella.
Oyó como alguien subía las escaleras, se arrebujó más entre las sábanas, como si ellas pudieran protegerla y esperó, llorando, a que la policía llegara. Cuando la policía llegó no se podía creer lo que había pasado en lo que ella esperaba, acurrucada, bajo las mantas. Su padre…les había asesinado a todos, a todos menos a ella, suicidándose después.
Ahora, de nuevo en su casa, los recuerdos se agolpaban.
MK!
lunes, 20 de agosto de 2012
Por mi.
Por mí el mundo puede acabarse hoy, puede haber una gran catástrofe. Puede explotar el mundo, caerse todas las hojas de los árboles, desaparecer los animales y caerse hasta la más alta montaña.
Por mí podemos volver a la edad de piedra, incluso más atrás. Por mí podemos luchar contra el viento y contra la marea porque por mí, voy a luchar. Voy a luchar por el azul del cielo, del mar, por el verde de los campos, de los ríos…
Voy a luchar por mi vida, por mi mente, por mis ideas y por mi mundo. Voy a luchar por ti, por mi, por vosotros, por nosotros, por los dos. Voy a luchar por todo lo que hemos sido, por todo lo vivido, por lo que seremos, y por lo que viviremos,.
Por todo esto, voy a luchar.
MK!
lunes, 30 de julio de 2012
Ojos de Gato.
Vivía en un pequeño barrio marginal de la gran ciudad de Nueva York, acudí allí con esperanza de lograr el sueño americano pero no existe, al menos, no para mí.
Me llamaban Verónica y provenía de la África Negra, con apenas seis años y finalizada la Segunda Guerra Mundial, mi familia y yo nos mudamos, lejos quedan esos días. Cuando tenía 15 años mi padre murió, unos atracadores entraron en su tienda y le dieron dos tiros, murió en el instante. Fue ese el momento en el que decidí que no quería acabar como mi padre y que no quería más muertes en mi barrio, por lo que me esforcé mucho en lograr ser policía.
Llegué a los treinta con un elevado número de detenciones, ladrones comunes, asesinos, traficantes…es normal que muchas personas desearan mi muerte, aunque no fue una bala la que acabó con mi vida, fue la magia. En 10 años había hecho muchos progresos, salí de mi pequeño barrio para instalarme en una casa en un buen lugar con mi esposo Dan y mis dos hijos, Russel y Tommy. En el cuerpo de policía también había ido ascendiendo poco a poco.
Me habían llamado los jefes, querían que me ocupara de algo grande, de algo tan grande que, saliera bien o saliera mal, mi nombre sería conocido. Mi esposo me dijo que no aceptara, que era demasiado peligroso, ojalá hubiera escuchado sus palabras.
Tenía que infiltrarme en una secta de viejos magos hindúes que se dedicaban a estafar, o eso creíamos. Logré integrarme en la secta y rápidamente comencé a ascender. Desde que ingresé comenzaron a llamarme Ojos de Gato, ya que mi misión era observar y aprender y, en ocasiones, cuando era de noche, solo se veían mis ojos.
Poco a poco las enseñanzas me empezaron a absorber, dejé mi vida y ahora soy un brujo, Ojos de Gato. Escribo mis memorias ahora que voy a morir, llevo más de 40 años aquí y he hecho muchas cosas, no todas buenas, salvo el cuidar a mi esposo y a mis hijos…
MK!
lunes, 23 de julio de 2012
Sentir.
Sentir que no puedes más, que vas a reventar, que el veneno de tu lengua, la cual te muerdes constantemente, te va matando poco a poco.
Desear ser libre, volar, no estar atado a las normas de una sociedad injusta. Quieres salir de este vórtice de odio en el que vagas sin rumbo fijo.
Salir, como puedas, de esta mierda que te ahoga. La mierda que tú has elegido. Hundirte cada vez más y más en el barro. Que tu muerte este próxima y no pase ante ti la película de tu vida.
Mandar todo a paseo y quedarte encerrado en tu alma. No abrir los ojos, vivir en la ignorancia, pero vivir. Ser tú mismo. Ser tú en estado puro.
MK!
viernes, 13 de julio de 2012
Pasión
miércoles, 4 de julio de 2012
El Dios.
Hace mucho, mucho tiempo, cuando era joven, era una ávida lectora, leía todo lo que caía en mis manos pero, sin ninguna duda, lo que más me fascinaban eran los relatos góticos, sobre todo los de Loveraft. Me fascinaba toda su literatura, toda su mitología, Chtulu me enamoró desde la primera vez que leí sobre él y, en ocasiones, soñaba encontrarme con alguno de sus seres.
La experiencia que tuve y que he mantenido en secreto más de cincuenta años, se asemeja mucho a una historia de Lovecraft. Nunca nadie la ha oído antes porque sé que no me creerían, que me tomarían por loca.
Cuando ocurrió yo tenía unos trece o catorce años y vivía en un pequeño pueblo que vivía de la agricultura. Tenía unos campos impresionantes y recuero que, en la noche, los muchachos del pueblo jugábamos a escondernos y, cuando estábamos ya agotados, íbamos a algún huerto y robábamos un par de manzana o peras cada uno.
Fue en una de nuestras escapadas nocturnas en las que ocurrieron los hechos que ahora voy a narrar. Era mayo, o quizá junio, la verdad es que ya no me acuerdo muy bien, solo recuerdo que hacía muy buen tiempo. Estábamos jugando al escondite y yo vi una luz a lo lejos y, sigilosamente, y sin decir nada a nadie, me acerqué a ella. Ahora, cincuenta años después, sigo sin saber por qué no dije nada a nadie.
Me acerqué a la luz, que no estaba tan cerca como yo pensaba, si no que era muy brillante; llegué sofocada y lo que vi, me fascinó a la vez que me asustó. La luz, que era blanca, no la emitía una hoguera ni nada parecido, la luz emanaba directamente de un misterioso ser que tenía forma humana pero que parecía un fantasma. Sus pies no rozaban el suelo y sus brazos estaban levantados hacia el cielo estrellado. El ser emitía unos sonidos extraños, entonces algo me impulsó a saltar en medio del círculo de luz que proyectaba el ser, apagándose la luz y callándose los ruidos, entonces me di cuenta de que estaba perdida en medio de un campo de trigo. Al recordarlo ahora me hace gracia, es, sin duda, una de las cosas más patéticas que me han ocurrido en la vida, pero en esos momentos no pude si no asustarme. No oía nada y no veía nada, por lo que grité pidiendo auxilio, nadie acudía. Desorientada y asustada como estaba, intenté retroceder, pero entonces la luz volvió a aparecer y el misterioso ser, con una piedra en su mano, me golpeó, quedando inconsciente.
Desperté no sé cuánto tiempo después, estaba tumbada en una camilla y semidesnuda, con un montón de tubos por mi cuerpo. Intenté moverme pero no podía, estaba atada. El ser apareció y me habló. Me dijo que no era de este planeta, que él era un dios y que estaba investigando como vivíamos los humanos. Yo supliqué que me dejara ir, pero él me dijo que, hasta que no acabara conmigo, no podía hacerlo.
Pregunté que era lo que me estaba haciendo, pero no me contestó, me dijo que ya lo averiguaría. A día de hoy sigo sin saber que pasó exactamente aquella noche aunque, más o menos, puedo intuirlo; a menudo tengo la sensación de ser observada día y noche y a veces oigo un pitido dentro de mi cabeza, además de tener una extraña cicatriz…
MK!
miércoles, 27 de junio de 2012
Si miro a las nubes.
Si miro a las nubes, hacia el inmenso cuelo azul, puedo hacer tantas cosas….puedo viajar a tantos lugares, que me da miedo; miedo de perderme entre mi mundo de fantasía y no volver a encontrar la realidad aunque, ¿qué es la realidad?
La realidad puede ser uno de estos mundos ocultos tras las nubes, puede ser un beso dado bajo la lluvia o el sudor que recorre tu espalda tras un duro ejercicio.
Mirando a las nubes, tirada en la hierba, un refresco, gafas de sol y auriculares, intento desentrañar los misterios de esas bolas de algodón de azúcar porque, digan los que digan, las nubes son bolas de algodón de azúcar, dulces, inalcanzables como los sueños, como la realidad.
La realidad, las nubes, los sueños, cosas inalcanzables, pero que están ahí, que vemos, que sentimos.
Cuando tengáis tiempo, cinco minuto nada más, mirad a las nubes, ¿qué os dicen?
MK!
jueves, 14 de junio de 2012
La casa de los fantasmas.
Hace tiempo que vivo en esta casa, situada en un pueblo tranquilo, todo lo que yo necesito para mi delicada salud. Es una casa de una sola planta, sin sótano ni nada, tiene una gran cocida de madera, un gran salón decorado con muy buen gusto (por desgracia, no el mío), un pequeño baño y dos habitaciones pero, como vivo sola y no suelo recibir muchas visitas, una de ellas la he transformado en despacho. Cuando la compré pensé que había sido una ganga, me había salido muy barata, pero claro, yo no sabía lo que en ella había acontecido.
La casa era del siglo pasado y había pertenecido a una familia no muy rica, pero tampoco pobre, que se dedicaba a transportar ganado. La historia de la familia es muy macabra, pero no sólo la suya, si no la de todas las personas que habían habitado.
La casa está en medio del bosque, ignorando las historias de asesinatos que pueblan el lugar, según los pueblerinos, eran seres fantásticos y crueles los que los llevaban a cabo, según la policía, eran ataques de animales. El caso es que el lugar en el que la casa estaba situada había sido un antiguo cementerio de una tribu indígena que nadie sabía por qué había desaparecido.
Desde el principio el negocio de la familia iba bien, además de ayudar mucho al pueblo, ya que algunos de los clientes de la familia se quedaban durante varios días en el pueblo, y como no había sitio en la casa, se quedaban en la posada del pueblo.
Llegó un invierno muy frío que hacía casi imposible las comunicaciones con el resto del pueblo, pero aun así, Bededict, que así se llamaba el hombre, continuaba con su trabajo. Era el día de Navidad, la misa del Gallo, a la que ni Benedict ni su familia faltaban, pero ese día no acudieron, cosa que extrañó a todos, por lo que al acabar la misa fueron a su casa. Deby, una sirvienta de la casa, llamó a la puerta, pero nadie contestó, tampoco hizo falta usar la llave escondida en una maceta para abrirla, pues estaba abierta. Con mucho cuidado, Deby y algunos hombres entraron, lo que vieron les encogió a todos. El fuego estaba encendido y la mesa estaba puesta, pero la familia…
Según los informes policiales los cuatro miembros de la familia estaban muertos, aunque la causa no estaba muy clara, nadie fue capaz de decir cuál era la causa de la muerte. Estaban tirados en el suelo del salón con caras de horror, pero no había signos de golpes, ni de violencia…
Los habitantes del pueblo los enterraron y pusieron la casa en venta, pero nadie del pueblo quería vivir allí y los visitantes que a ella acudían notaban algo raro, pero cincuenta años después de la muerte de Benedict y su familia una pobre familia de agricultores buscaba una casa pequeña y barata, ellos compraron la casa y la reformaron.
Cuando llevaban algo menos de un mes comenzaron a oír ruidos, eran unos llantos lastimeros y unos golpes como los que hacen las cadenas cuando son golpeadas contra la pared. Ellos estaban muy asustados, pero no tenían dinero para irse de allí. Los vecinos no sabían cómo ayudarles, pero les convenía que la familia viviera allí. Aunque pagaban muy poco alquiler, era mejor que estuviera ocupada a que estuviera vacía y los niños acudieran allí a jugar. Pero un día la familia murió, murió de la misma forma que Benedict y su familia…Tras eso, otras cuatro familias, que llevaron a cabo las reformas de la casa hasta su estado actual. De esas cuatro familias, dos de ellas fueron asesinadas brutalmente, las otras dos, al enterarse de lo ocurrido, abandonaron la casa.
¿Por qué me he decidido a contar esto? Pues porque estoy empezando a oír ruidos, las cosas cambian de sitio y a veces me parece que no estoy sola…pero no me voy a ir de esta casa, es mía, mi casa. Espero ser más fuerte que ellos y espero no morir ni volverme loca, aunque para mis vecinos ya lo estoy…
MK!
jueves, 7 de junio de 2012
Cuadros, parte final
IV
Todo acabó como empezó, de golpe y sin previo aviso. Sara era como la brisa del verano, aparecía y se iba sin dejar a los demás ni un recuerdo.
Una noche alguien colocó una carta en el buzón de Juanillo diciendo que lo suyo no podía continuar, que había sido una locura, que ella era una mujer felizmente casada y no podía arriesgarse a perderlo todo por un romance con un pintor. A Juanillo lo que le molestó no fue la forma tan cobarde que tuvo de dejarle, ni sus palabras para hacerlo, si no que le llamase simple pintor, él, que se había esforzado por salir adelante solo, no como ella, que un buen día alguien la rescató de la nada en la que vivía y la elevó a las más altas esferas.
Lo que Juanillo no sabía era que, a partir de ese momento, su vida iba a cambiar, y a mejor. Se sumió en una gran depresión en la que creyó perder todo, pero en verdad ganó, y ganó mucho.
Artísticamente sus obras mejoraron tanto que ya no tenía tiempo para casi nada, teniendo que dejar las clases de dibujo que daba en un colegio y buscar un local más grande donde poder trabajar, ya que en casa no tenía espacio suficiente.
Con tanto trabajo dejó de pensar en Sara, aunque en ocasiones ella aparecía en las noticias y una punzada de dolor le atenazaba al corazón, pero cada vez era menos intensa hasta desaparecer, y una de las causas de que Sara no doliera era una muchacha de grandes ojos negros y pelo como la miel, una muchacha humilde que en ocasiones posaba para él. Ángela era el ángel que le había sacado de las tinieblas.
Ángela fue la mujer de Juanillo durante muchos años hasta que la vejez se la llevó, `pero él no sufrió, todos los años que pasaron juntos fueron los más felices de su vida…
martes, 5 de junio de 2012
Cuadros [Parte III]
III
Esos ojos…todavía les faltaba algo, quizá ese verde no pegaba con esa cara angelical, por lo que cogió el pincel y cambió el verde esmeralda por el azul cielo, ahora sí que quera una mirada intensa, real; ahora era la mirada que quería pintar. Cuando su obra estuvo terminada llamó a sus padres, que sonrieron ante el gran talento de su hijo.
-Juanillo, eres un genio, ¡qué rápido han desbancado tus cuadros a los míos! Todavía recuerdo la primera vez que cogiste mis pinceles…
Habían pasado dieciséis años desde aquel día en el que Sara había reaparecido con el niño en brazos. La casa había cambiado mucho, al igual que sus vidas. Juan dejó su trabajo en la construcción cuando le ofrecieron uno de restaurador y Sara volvió a cuidar de la vecina del segundo, que ya era muy mayor. Donde antes había una vieja radio, ahora había una televisión barata y Juan ya no pintaba en casa, si no en la tienda de pinturas del viejo moro, que murió cuando Juanillo tenía dos años y que les había dejado en herencia el local y el secreto de sus pinturas, pero ahora Juanillo había tomado el relevo a su padre.
Sara y Juan dieron todo lo que pudieron a su hijo, salvo un hermano pequeño con el que poder disfrutar, en cambio Juanillo tuvo un buen amigo, Pedro, que se mudó al bloque de al lado. A menudo discutían, pero esas discusiones se terminaban al cabo de cinco minutos y cuando Juanillo dibujaba los ojos de Ella.
Ella era una chica si nombre, sin voz, sólo era unos ojos azules como el mar, como el cielo…sabían que vivía en una pequeña cabaña a las afueras de la ciudad junto a su madre, que era ciega. Aunque Ella era mucho mayor que ellos, desde que la vieron por primera vez volviendo del colegio, se enamoraron y, por eso, todos los días la esperaban sentados en el mismo lugar, en unas viejas escaleras, imaginando mil formas de entablar conversación con ella.
Ella no era guapa, era poca cosa, una chica bajita y menudita, demasiado delgada para la ropa que usaba y su pelo rizado estaba sucio y enmarañado, sólo sus ojos habían enamorado a los chiquillos, sus grandes ojos azules.
Ninguno de los dos entendían porque vivía en los barrios marginales si, ellos pensaban, podría vivir con cualquier ricachón en una gran casa por eso Juanillo decidió que él sería una artista famoso, la enamoraría y vivirían juntos en una gran casa. Ante estas ocurrencias Pedro se reía y decía que, por mucho que lo intentase nunca sería un artista famoso y, mucho menos, lograría enamorarla.
Un día que Pedro no fue al colegio Juanillo cogió uno de los cuadros en los que ella aparecía y espero a que las campanas marcaran las cinco y media para verla pasar. Tembloroso Juanillo se acercó a Ella e intentó hablarla, pero fue imposible, no tenía valor para hacerlo y, con los ojos llenos de lágrimas rompió el cuadro y se fue corriendo a casa. Al llegar a casa vio a la madre de Pedro, que le dijo que porque no subía a su casa, que Pedro estaba deseando verle, pero Juanillo puso excusas, diciendo que él tampoco se encontraba bien y que iba a subir a casa a dormir un poco.
Juanillo entró en su casa y, por suerte, no había nadie, por lo que fue a su cuarto, cogió todos sus cuadros y sus pinturas y ñas bajó al contenedor que había a la puerta de su casa. Al entrar de nuevo vio a Pedro en la puerta.
-¿Qué te pasa tío? He visto como tirabas tu sueño a la basura. He, mírame.- Juanillo intentaba huir de su amigo evitando su mirada ya que no quería terminar contándole lo que le había pasado, ya que si algo caracterizaba a Pedro era su capacidad de lograr que Juanillo le contara todos sus problemas, aunque para eso necesitaran estar horas mirándose y sin hablar esperando que uno de los dos se cansara de esperar la respuesta o el otro decidiera darla.
-Vale tío, no me lo cuentes, yo me voy a mi casa que aquí hace frío y debería dormir un poco más pero, cuando te decidas a contármelo, no vengas.
Pedro ya se estaba dando la vuelta cuando Juanillo le llamó y le invitó a pasar a su casa, hizo dos chocolates calientes y le contó todo lo que había pasado.
-Pedro, es que no me entiendes, no es porque me haya acobardado al verla, estoy seguro de que a ti te hubiera pasado lo mismo, es por lo que he visto al verla de cerca, me he sentido como si mi cuadro y yo no fuéramos nada. Me he dado cuenta de que soy incapaz de dibujarla tal y como es, hermosa; soy incapaz de captar la luz de sus ojos. No merezco ser un artista si no soy capaz de captar la belleza de mi musa…
Pedro miraba a Juan como si fuera su psicólogo.
-¡Ay mi buen amigo! Creo que ya sé lo que te pasa, y he de decirte que me diagnóstico no es bueno…Estas enamorado de tu dama, tanto que ni aunque la dibujase Goya pensarías que es un buen retrato, y para curarte solo hay una solución, aunque claro, puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Ambos se quedaron largo rato hablando sobre el remedio y, al final, llegaron a la conclusión de que era mejor arriesgarse por lo que quedaron para el día siguiente. Pedro regresó a su casa mientras Juanillo recuperaba del contenedor sus materiales esperando a que llegase el día siguiente.
Amaneció nublado, como casi todos los días, y con amenazas de lluvia, pero eso no impidió que Juanillo pintara un paisaje primaveral, algo en su interior le decía que todo iba a salir bien…
A las cinco bajó a buscar a Pedro, que estaba leyendo un comic mientras bebía cerveza aun sabiendo que su madre le reñiría después. Miró el cuadro de su amigo durante largo rato y le dio el visto bueno. Cinco minutos después estaban sentados en las escaleras esperándola. Pero nunca apareció…
Al final decidieron ir a su casa, Juanillo necesitaba saber dónde estaba, pero allí tampoco había nadie. Cuando desistieron regresaron a casa, caminando muy despacio, decepcionados y cansados además de empapados, ¿dónde estaba? Ambos se dejaron caer en el sofá de casa de Pedro intentando encontrar respuesta a todas sus preguntas.
Juanillo regresó a su casa, y se pasó llorando todo un mes, hasta que se conciencio que Ella ya no iba a volver a pasar por la calle bajo las escaleras.
Pasaron los años y Juanillo la olvidó, todavía guardaba algunos de sus cuadros, pero ya apenas recordaba su cara, solo en sueños, en algunas ocasiones, veía unos ojos azules que le resultaban familiares pero, al despertar no recordaba nada…
Juanillo se convirtió en un gran artista que realizaba exposiciones de vez en cuando, y en una de ellas la volvió a ver. Al principio no la reconoció, ¡había cambiado tanto! Pero los ojos…eran los ojos de sus sueños, los ojos de algunos de sus cuadros. Estaba ahí, contemplando un horrible paisaje primaveral que llevaba años intentando vender. Ella lo contemplaba con emoción y entonces él recordó porque odiaba tanto ese cuadro, era el cuadro que una vez, hace mucho tiempo, había intentado regalar a una chica…Cuando quiso acercarse a ella, ya había desaparecido, pero tiempo después volvió a verla, en otra exposición, y entonces sacó el valor para hablarla.
-Hola…-Fue solo un murmullo entre el ruido de la exposición, pero fue suficiente para sacarla una sonrisa y un papel con un número de teléfono, después volvió a desaparecer hasta que Juanillo tuvo el valor de llamarla.
Su voz era suave y melodiosa.
-¿Si?
Al oír su voz Juanillo quedó paralizado, tras años soñando con sus ojos y olvidándolos al despertar, la tenía al otro lado del teléfono y él sin saber que decir.
-¿Hay alguien?
-Si…esto…bueno…soy el pintor que el otro día le vendió un cuadro, un paisaje primaveral.
-¡Ah! ¡Usted, si!
Y ahí estaban los dos, no diciendo nada a la vez que decían todo.
-Me dio su teléfono y supuse que querría algo…
-SI, por supuesto, deseo hacerle un encargo.
Pasaron largo rato hablando sobre el encargo gasta que él le dio su dirección para que se pasara al día siguiente.
Ella llegó a la hora acordada llevando su larga melena en un cuidado moño. Juanillo la hizo pasar a su apartamento y le sirvió una taza de café, colgó su abrigo en una percha de la entrada y pudo deleitarse con el vestido negro palabra de honor que Ella llevaba.
-Buenas tardes.-dijo de forma natural.- Perdón por el retraso, pero es que me he perdido.
-No pasa nada, además, según mi reloj, ha sido usted muy puntual. Pase al estudio y hablemos sobre el cuadro.
Una vez en el estudio, una pequeña habitación con una mesa y un viejo ordenador, donde él se sintió mucho mejor. Entonces ella le tendió una foto suya treinta años más joven, justo de la edad que tenía cuando él se enamoró. Se quedó mirando al foto fijamente, sin ver que, a su lado, había un hombre de aspecto importante, sin escucharla, solo miraba la foto y pensaba que no podía ser Ella, que era demasiada casualidad.
-¿Me está escuchando?-Dijo de pronto con voz grave.
-Disculpe, es que me recuerda usted a alguien a quien conocí hace tiempo, ¿puede repetirlo?
Juanillo dejó la foto y escuchó, entonces se enteró de que el hombre de la foto era su benefactor, que la sacó de la pobreza y la convirtió en modelo, a pesar de que Juanillo la recordaba demasiado bajita para serlo, y por ese motivo quería regalarle un retrato de los dos. Estuvieron hablando sobre los detalles técnicos del cuadro y al final tuvo que preguntarla el nombre.
-Sara, Sara Cruz.
-Mi madre se llamaba así, me parece un nombre precioso.
Tras tanto años siendo Ella ahora tenía nombre, Sara. Cuando se fue llamó a Pedro, su amigo de la infancia y que ahora se había mudado por motivos de negocios. Le contó lo que había pasado, que por fin tenía nombre y que era el hombre más feliz del mundo, pero esa felicidad le duró poco...
Quizá fue que la buena suerte nunca estuvo de su lado, o quizá que él no estaba destinado al amor porque, a los dos días de que Sara estuviera en su estudio, salió en las noticias, se casaba con un importante economista norteamericano. La boda se celebraría dos días después de que ella tuviera que ir a recoger el cuadro, por lo que probablemente no la vería hasta ese momento.
Empezó por su rostro, rostro que estuvo largo rato contemplando pensando que no captaba toda su luz y que probablemente no le gustaría, pero cuando fue a recogerlo, le llenó de halagos, diciendo que la había idealizado bastante, le pagó una suma generosa de dinero y se fue, quedando solo él y sus cuadros.
lunes, 4 de junio de 2012
Cuadros [Parte II]
21 de Agosto, algún lugar.
Mi querido Juan:
Eres el hombre al que he amado como a ninguno y al que abandoné…Ahora que ha pasado un año creo que te debo una explicación de porqué me fui. Si te soy sincera, no sé muy bien porque, quizá por lo incomprendida que me sentía en ocasiones a tu lado, quizá por lo ocurrido tras la muerte de tu madre…Pasaron tantas cosas en tan poco tiempo que no pude aguantar más y decidí que lo mejor era irme, pro antes te dejé algo que debería haberte puesto sobre la pista de mi nuevo hogar pero, tras tanto tiempo esperando, supongo que no entendiste.
Recurro a ti como última opción, porque no tengo más lugar al que ir que nuestra casa, a la que renuncié cuando me fui. Gran paradoja que mi casa sea el último lugar al que recurro ahora que estoy sola…bueno, sola no, tengo a alguien a quien espero que acojas también en tu casa, aunque solo sea temporalmente.
Que sepas que el cartero ha subido a darte la carta en mano porque estoy en el portal, esperando una respuesta.
Siempre tuya:
SARA.
Juan no cabía en si de gozo pero, ¿con quien estaba Sara? Lo mejor sería bar y comprobarlo. Sara estaba de espaldas, como siempre. Juan intentó pronunciar su nombre pero no le salió la voz, por lo que se acercó silenciosamente hasta rozarla el hombro, ella se sobresaltó y se dio la vuelta. Ambos se quedaron largo rato mirándose, Juan miraba a Sara de arriba abajo y se detenía en el bulto de sus brazos, Sara miraba a Juan deteniéndose en sus ojos. De pronto, un rayo de sol travieso hizo que el bulto se moviese y Sara dejará de mirar a Juan para centrarse en él, en hacer que dejara de llorar.
-Es… ¿mi hijo?-se atrevió a preguntar Juan al fin.
Sara asintió con los ojos llorosos y Juan cogió al niño, no tenía el año, por lo que cuando Sara se fue se acababa de enterar que estaba embarazada, y lo miró con toda la ternura con la que se puede mirar a alguien.
Al acercarse más a Sara pudo ver que estaba mucho más delgada que cuando se fue, cosa rara pues, sin ser obesa, siempre había tenido buenas curvas, la luz de sus ojos también había desaparecido.
-¿Cómo se llama?
-No tiene nombre todavía,-dijo Sara avergonzada.- no uno elegido por los dos.
-¿Y el registre? Algún nombre tuviste que darle.
-Juan, como tú, aunque sé que no te gusta.
Juan se echó a reír, era cierto que nunca hubiera puesto a su hijo su nombre, pero el mal ya estaba hecho.
Sobre su risa empezaron a oírse los quejidos de Juan, al que desde ese momento Sara y Juan llamaron Juanillo. Subieron a casa.
Estaba muy desordenada pies, tras un año solo, Juan había ocupado casi todas las estancias para guardar los cuadros, habiendo llevado la cama de su madre al salón, donde pasaba todo el día pintando. En dos minutos Sara hizo de la casa un lugar más habitable.
Tras comer, Juanillo se quedó dormido y, con mucho cuidado para que no se cayera, le llevaron a la cama , de donde no se movió hasta que el sol desapareció.
Juan y Sara, tras volver a acostar a Juanillo, se pasaron casi toda la noche hablando de lo que pasaría a partir de ese momento. En ocasiones Juan hablaba y Sara escuchaba, o viceversa, o no hablaban ninguno de los dos y simplemente se miraban, o Sara lloraba y Juan le abrazaba. Esa noche se echaron en cara muchas cosas, se perdonaron muchas otras y propusieron cambiar.
Cuando amaneció, lo único que habían sacado en claro era que iban a volver a intentarlo, por Juanillo, por lo que un día fueron.
MK!
[Continuará]
sábado, 2 de junio de 2012
Cuadros [Parte I]
I
Juan masticaba la vida poco a poco y la digería lentamente. No se preocupaba por nada ni por nadie, a la vez que se interesaba por todo y por todos.
Vivía su vida tranquilamente en su pequeño piso en la buhardilla de un edificio gris y maloliente en una fría jungla de asfalto y gente. Él prefería vivir en una pequeña cabaña de madera en la montaña, pero no ganaba tanto como para permitírselo.
Juan soñaba con las nubes, el mar, la montaña…no con el dinero y la fama. Siempre decía que un poco de dinero más no le vendría mal, pero tampoco buscaba bañarse en él, sólo quería lo necesario para vestirse y comer él, su mujer Sara y su anciana madre y, si le sobraba, para pinturas, porque Juan era pintor aficionado en sus ratos libres, cuando cogía su caballete, sus pinturas y se iba a algún lugar donde se respirase vida, donde solo hubiera paz y tranquilidad, verde, azul, amarillo y marrón, bosquecillos perdidos, cataratas ocultas, tumbas olvidadas…
Sus pinturas eran fotos de lugares inmortales, lugares que no cambiaban con el paso del tiempo, lugares que, al pasar las estaciones, sólo estaban más o menos verdes, con más o menos agua…No eran grandes obras maestras, nunca sería un pintor de renombre, y eso le entristecía mucho, sólo lograba vender alguno de sus cuadros en el rastro los domingos…
Sara no era del todo feliz, y eso entristecía a Juan, que le daba todo lo que tenía, sin ser suficiente. Cuando Sara conoció a Juan este era un muchacho apuesto de 17 años que se iba a comer el mundo, pero sólo sus planes de futuro hicieron que se enamorara, sino sus brillantes ojos verdes, su suave pelo negro y su gran corazón. Porque aunque fuera un artista sin grandes miras, siempre ayudaba a los que comenzaban. Más de una vez Sara había pensado en abandonarle, pero no tenía el valor suficiente, además, él parecía tener un sexto sentido para oler cuando Sara estaba peor y hacer algo para intentar animarla. A veces la pintaba mientras dormía, otras mientras cocinaba, otras mientras se peinaba…otras veces pintaba su casa por la noche, cuando un tímido rayo de luna iluminaba el viejo sofá, ocasionalmente pintaba un lugar simbólico para ellos y esos cuadros hacían que las cosas malas se tornaran en buenas.
Juan sabía que a sus cuadros les faltaban luz, que su pincelada no era suave y que a los paisajes les faltaba profundidad, pero también sabía que había algo que les hacía especiales, que les daba vida…a lo mejor eran los colores, pinturas compradas a un viejo moro que vivía en una casa de ladrillo cerca de la suya. Era un hombre tan viejo que Juan no imaginaba la calle sin la casa del moro, abarrotada siempre de pinturas condenadas a secarse entre estanterías llenas de polvo.
La vida de Juan y Sara cambió cuando la madre de Juan murió. Era una agradable anciana que siempre había apoyado a su hijo, Ana, como se llamaba, murió como vivió, en silencio y por la noche. Cuando Sara fue a su habitación a ver porque Ana no se había levantado, descubrió que la buena mujer ya no estaba entre los vivos.
Para Juan la muerte de su madre fue un golpe muy duro ya que antes de la llegada de Sara ella había sido su único apoyo. Durante más de un año Juan estuvo deprimido, no pintaba nada y se pasaba el día trabajando o paseando en soledad, hasta el morillo se preocupó por él.
Una noche Juan llegó a casa borracho perdido, pero al llegar a casa la borrachera se le pasó por completo, la cama estaba vacía y, sobre ella, un biberón. Se pasó toda la noche pensando en el significado de ese biberón y, a la mañana siguiente, comenzó a buscar a Sara, sin encontrarla.
Como guiado por un instinto perdido volvió a comprar pinturas y volvió a pintar, pero Sara no regresó a casa y nunca tuvo explicaciones de porque se fue.
Día a día Juan estaba más deprimido, lo que antes era una casa pequeña, ahora se le quedaba grande, donde antes había que hacer malabares para pasar, ahora entraban cuatro personas…Al vivir él solo sus ahorros había crecido, ya podía comprar el coche, pero algo se lo impedía, él quería comprar el coche, lo necesitaba, pero estaba seguro de que si gastaba ese dinero en un coche, lo necesitaría, por lo que nunca se le compró.
Un buen día estaba pintando el parque de enfrente de su casa cuando alguien llamó a la puerta. Con los pinceles en las manos llenas de pintura fue a abrir, era el cartero y había subido su carta en vez de dejarla en el buzón, no lo hacía muy a menudo por lo que, tras darle algo de propina y lavarse un poco, la abrió. No tenía remite pero la letra era, indudablemente, la de Sara. Ya había pasado un año desde que se fuera y todavía le recordaba.
Tardó un buen rato en atreverse a desdoblarla del todo y, cuando por fin se atrevió, se quedó un rato mirándola, absorbiendo su olor, para luego leerla:
(Continuará)
domingo, 20 de mayo de 2012
Lágrimas
http://www.youtube.com/watch?v=aClvXhFyMIE
Lágrimas que resbalan sin ningún motivo por la sucia cara.
Lágrimas que borran las huellas de la guerra.
Lágrimas frías que hielan un frágil rostro doloroso.
Lágrimas dolientes, lágrimas oscuras, lágrimas sin sentido, lágrimas duras.
Lágrimas sin sentido que todos lloramos, lágrimas que duelen.
Lágrimas que resbalan en gesto rebelde.
MK!
domingo, 13 de mayo de 2012
Locura
jueves, 3 de mayo de 2012
Entre bambalinas
sábado, 21 de abril de 2012
La fuga.
lunes, 9 de abril de 2012
La serpiente.
sábado, 31 de marzo de 2012
Sobre la muerte.
...Oigo unos pasos...No, no eran hacia mí. Se alejan.
La guitarra está sola en un rincón pero, ¿la podré tocar? No, ya no puedo...
He hecho algo que muy pocas personas pueden hacer, aunque no sé si me puedo seguir considerando persona, creo que no, creo que ahora ya puedo decir que soy un ente, un fantasma, un alma perdida y, lo que he hecho, una persona no lo puede hacer, pero sí un ente: he acudido a mi propio funeral.
Todos lloraban, decían lo buen músico que había sido, pero nadie tocaba mis canciones. Decían lo buen padre que hubiera llegado a ser, pero nadie daba la mano a mi viuda la cual estaba embarazada, todos decían lo buen amigo que siempre seré, pero todos, antes o después, me olvidarán.
Ahora mismo estoy en un estudio de grabación, muchas personas, todos mis amigos músicos, hablaban de mi y lo que yo les había hecho ser: gente con éxito. Y también oí como decidían que en cada concierto yo estaría con ellos, sería parte de cada canción.
Fue entonces cuando, tras oír esto, decidí que no volaría, que me quedaría en la tierra, acunado por los árboles en la noche dirigiendo la orquesta celestial, pasaría las mañanas ayudando a mis amigos músicos, a los que deseaba abrazar y decir que no me había ido y que no lloraran mi muerte...
La muerte se presenta ante todos en algún momento de nuestra vida, antes o después, lo creamos o no. Y deberemos entregarnos a sus brazos, dejarnos llevar y volar libres hacia...¿algo mejor?
"De una cuerda loca que murió y resucitó...pero que siguió estando loca"
sábado, 10 de marzo de 2012
Sombras.
Cuando sus ojos se cerraron del todo y la canción se apagó, el silencio volvió a invadirlo todo y, como en un macabro baile, las nubes ocultaron la luna y las estrellas se apagaron...
En el bosque, entre los árboles, algo rompió el silencio. Se podía decir que una sombra iba sigilosa por el camino a la casa, pero no sería adecuado llamarlo sombra, ya que no la proyectaba. En su lento caminar llegó a la casa, a la ventana abierta, por la cual se coló. Ella dormía plácidamente, sus ojos, cerrados, estaban tranquilos, su respiración, lenta y su rostro, sereno. Los ojos se abrieron al sentir la presencia, la sombra la observaba, ella estaba paralizada, sin moverse...Cuando se atrevió a incorporarse la sombra tendió su mano hacia ella, la tomó y cada paso se convirtió en una tortura...Hasta que cayó y no se volvió a levantar, dejando que se alimentara de ella, de su esencia, de su vida, de su juventud...
MK!
sábado, 25 de febrero de 2012
El mundo se muere.
Todo seguirá su curso.
Me gustaría saber que va a pasar en el futuro cuando desaparezcamos,¿Volverá a existir otra raza de como los seres humanos?¿Serán igual que somos nosotros ahora? ¿Seremos nosotros pero evolucionados? Pienso en el mundo futurista de los libros, en algunos los coches vuelan, en otros, la naturaleza ha seguido su curso y apenas quedan humanos que la destruyan.
Ojalá poco a poco todos entremos en razón y nos demos cuenta de que el paraíso del que se habla es el lugar que habitamos, que la tierra ha sido creada para nosotros, para que disfrutemos, no para que sea un valle de lágrimas, no para que la estropeemos, no para que creamos que hay un más allá mejor...
MK!
Espero que con esta pequeña reflexión entendamos que el lugar en el que vivimos debería ser maravilloso, pero que gracias al egoísmo de la gente, a su avaricia, estamos estropeando el regalo más hermoso que podrían hacernos.
viernes, 17 de febrero de 2012
La Bruja
En el pueblo nadie la quería, todos la culpaban de los males que últimamente estaban ocurriendo pero...¿quién es esta mujer? Una pobrecilla desgraciada de pelo blanco y huesos retorcidos que había llegado al pueblo un día de verano de hacia cuatro años y que se había dirigido al alcalde muy amablemente para pedirle permiso para poder ocupar la vieja choza del bosque. El alcalde le dio permiso, pero también le dijo que era un lugar bastante dejado que estaba casi en ruinas y que podía ofrecerle algo mejor, pero ella se negó a aceptarlo.
La mujer comenzó a ser considerada bruja cuando un día dos hombres que la ayudaban a arreglar la casucha dijeron que la vieron haciendo cosas bastante raras y que un olor extraño y que a los pocos días murieron...A partir de ahí, cualquier mal que ocurriera en el pueblo era su culpa, desde la desaparición de un gatito hasta la muerte de la persona más anciana y enferma del pueblo.
La amabilidad con que la habían tratado al principio se había esfumado para dar paso a una gran hostilidad, lo que entristecía a la pobre mujer. Ella no tenía la culpa de esas cosas, no las había provocado, solo había nacido con mala estrella.
Esa noche la anciana estaba especialmente triste pues había sido día de mercado y, en un intento de reconciliarse con el pueblo, se había dedicado a hacer cestillas de mimbre para luego venderlas, pero su aventura no había tenido mucho éxito. Había montado su puestecito en un pequeño callejón, aunque todo el mundo podía verle; nadie se acercó en toda la mañana más que un par de chiquillos para burlarse de ella, y ahora, de noche, helada, calada hasta los huesos, volvía arrastrando su hatillo de cestas de mimbre, llorando y llena de barro.
Llegó la vieja a su casa y, una vez más, hizo su equipaje con sus escasas pertenencias y una nota de disculpa y así, en medio de la noche, desapareció. En el pueblo no volvieron a verla, ni en ningún otro pues en el Gran Bosque se perdió...
Los lobos se dieron un festín con el alma estrellada de una buena mujer que nunca tuvo suerte en su vida...
MK!
jueves, 9 de febrero de 2012
Pesadillas.
Parece un hospital abandonado, el polvo se acumula sobre las mesas, las camas están vacías, los cristales rotos, ¿cómo he llegado a este lugar? Debo escapar, no creo que sea muy difícil, así que comienzo a bajar las escaleras, aunque por ellas no hay luz y tengo miedo...Miedo que se incrementa cuando oigo voces tras de mí. Escucho más a fondo y descubro que no son voces, si no una voz, una risa maléfica. Antes de doblar un pasillo, ver a alguien y morirme de miedo, empiezo a correr pero...¡Me lo encuentro de frente! Es un ser terrorífico, no tengo palabras para describirlo, es fétido, babeante, deforme...el miedo me paraliza, no puedo correr y cada vez está más cerca, mueve su mano, me busca, escapó hacia atrás pero chocó con una fría pared, está cada vez más y más cerca, ya noto su aliento, tengo ganas de vomitar y, de pronto, abro los ojos. Estoy en mi cama. Todo ha sido una horrible pesadilla...o no.
MK!
viernes, 3 de febrero de 2012
Sigue a las Mariposas.
Ese año se había comprado un vestido azul, como las alas de sus mariposas favoritas, una rara especie a punto de desaparecer. Estaba preciosa, de verdad parecía una gran mariposa con su vestido vaporoso y su negra melena al viento.
Llegó el momento de salir a la calle, de lucirse, aunque sabía que no iba a ser un buen día, cumplía 18, pasaba de ser una niña a ser una mujer, al día siguiente contraería matrimonio con un amigo de su padre, ella no quería, pero debía. Margarite deseaba volar como las mariposas, hacer algo más que la comida a un viejo gruñón que solo la quería para esclavizarla y tener hijos...
Margarite salió, todos la miraban, pero notaban que algo empañaba su mirada. La noche llegaba a su fin, Margarite debía volver a su casa, al día siguiente madrugaba bastante, pero antes quería ver a las mariposas. Conocía un pequeño lugar en el bosque, no más que un charco en el que todos los años las mariposas azules parecían reunirse. Cada año eran menos, pero Margarite iba a seguir yendo año tras año, allí soñaba que se convertía en una y se libra de todas sus preocupaciones...
Y años después, cuando Margarite era muy mayor, cuando sus ojos ya habían perdido todo su brillo y su melena el color, cuando las mariposas ya no iban a su charca, la encontraron muerto. Llevaba su vestido azul, había recuperado el aspecto de una muchacha de 18 años, pero tanto el brillo como de sus ojos y su corazón indicaban que estaba muerta. En su memoria siempre estaría el deseo de volar libre como una mariposa, justo como la última mariposa que vio antes de morir y con la que su alma partió...
MK!
jueves, 26 de enero de 2012
Reflexión de una loca.
Eso es en la teoría porque, en la práctica, la verdad, no somos más que copias unos de otros, no somos más que lo que quieren los demás, bueno no, somos como los demás. Aunque una mente brillante sobresalga, pocos son los que se contagian de ella.
Las idas no son nada nuevo, no son algo inexistente, están dentro de cada uno, hay que saber sacarlas y expresarlas bien, de forma tan simple que todo el mundo las entienda, aunque claro, todo depende de ellas y si somos copias unos de otros...
MK!
Sé que es algo corto, pero creo que es claro, que todos sabéis que es lo que quiero decir, que en este mundo cada vez la inteligencia vale menos, que las ideas propias no son útiles. Creo que cada vez estamos más supeditados al qué dirán, y creo que es algo que debe cambiar.
martes, 17 de enero de 2012
Nada.
Ahora comienza a llover, ya no oigo a la bestia, la veo. Es grande como un oso, aunque sin pelo, tiene una especie de coraza negra que solo me deja ver sus ojos rojos, inyectados en sangre, unos dientes afilados y babosos que buscan mi carne...Con una de sus garras de afiladas uñas me agarra desgarrándome la pierda y, a partir de ahí, nada...
MK!
lunes, 9 de enero de 2012
Querida Everly.
Cada noche cuando me voy a la cama, exhausto por el duro trabajo, pienso en ti, pienso que ojalá estuvieras en mi vida, curando esta amarga soledad.
Everly, tu pulcritud en todo me ponía de los nervios y lo sabes, pero ha pasado tanto tiempo que no me importaría volver a oírte gritar que todo lo hecho está mal. Suceden muchas cosas a lo largo de los días, de los años...Muerte y destrucción, pero, aun así, me niego a aceptar que tu desaparición de mi vida ha sido lo peor que ha pasado en el mundo..me privaste de tu sonrisa.
Quizá sea un poco egoísta al quererte solo para mi, pero piensa que me acostumbraste a tus brazos, a tu presencia, todo es culpa tuya. Vuelvo a pedirte disculpas, ahora por odiarte, pero mi corazón me dicta dos cosas tan contradictorias...
Cada noche veo tu cara vislumbrandome en la oscuridad, diciendome que sientes molestas pero que en la inmensidad del mundo tu alma se siente sola y me necesita...pero solo son sueños, nada más...Aunque querida Everly, no pierdo la fe en que un día ocurra de verdad. Tengo miedo, ¡madre mía! ¿qué ocurriría si un día, de pronto, me dieras un abrazo? Creo que, probablemente, lo abandonaría todo por seguirte...
Siempre tuyo, de todo corazón,
Jimy.